LAS MADRES SIEMPRE TIENEN RAZÓN
Tras una ronda de chupitos de Baileys con licor de avellana (Fray Angelico) y otra de Ponche Caballero con Lima, las dos chicas se vuelven hacia mi, dos chicas monas que no explosivas, me piden que les ponga el chupito que a mi me de la gana, les pregunto si realmente se fian de mi, me dicen que tengo cara de buena persona con una sonrisa de oreja a oreja, con una sonrisa todavia más pronunciada que la que ellas me dirigen les pregunto si se fian de las apariencias, una de ellas decide preguntarme que es lo que me dice mi madre que soy, le respondo que mi madre dice que soy un cabrón, la otra chica me contesta que ya será para menos que aún así tengo cara de buena persona e insiste en que les sirva dos chupitos de lo que yo quiera, les contesto que ellas verán y procedo a servirles un par de chupitos de lo que yo quiera.
Una de las chicas urga en su bolso en busca de un billete para pagarme la ronda, con un amable gesto le agarro de la muñeca y le digo que no hace falta que me pague puesto que lo van a vomitar, no se si la chica me entiende porque con una sonrisa me contesta que en realidad no soy un cabrón y que mi madre no tiene razón, se beben los chupitos, de trago, supongo que acostumbradas a beber Baileys y al Ponche Caballero, no imaginaban que podia haber algo más ardiente o mucho más fuerte y que por supuesto no puediera ser bebido de trago por su fragiles gargantillas.
Una de las chicas consigue levantar la cabeza entre arcada y arcada mientras que la otra continua vomitando sobre el suelo asta la primera papilla, con varios hilillos de vómito colgando de las comisuras de su boca, varios goterones de mocos callendo por su nariz, con los ojos vidriosos y a lloro tendido, con un sonido de voz totalmente gutural entrecortado por las arcadas porvenientes de su estómago ocasionadas por varias sustanciias que desean salir al exterior, la chica consigue decirme que mi madre tiene razón, soy un cabrón.
Y es que las madres siempre tienen razón.
Una de las chicas urga en su bolso en busca de un billete para pagarme la ronda, con un amable gesto le agarro de la muñeca y le digo que no hace falta que me pague puesto que lo van a vomitar, no se si la chica me entiende porque con una sonrisa me contesta que en realidad no soy un cabrón y que mi madre no tiene razón, se beben los chupitos, de trago, supongo que acostumbradas a beber Baileys y al Ponche Caballero, no imaginaban que podia haber algo más ardiente o mucho más fuerte y que por supuesto no puediera ser bebido de trago por su fragiles gargantillas.
Una de las chicas consigue levantar la cabeza entre arcada y arcada mientras que la otra continua vomitando sobre el suelo asta la primera papilla, con varios hilillos de vómito colgando de las comisuras de su boca, varios goterones de mocos callendo por su nariz, con los ojos vidriosos y a lloro tendido, con un sonido de voz totalmente gutural entrecortado por las arcadas porvenientes de su estómago ocasionadas por varias sustanciias que desean salir al exterior, la chica consigue decirme que mi madre tiene razón, soy un cabrón.
Y es que las madres siempre tienen razón.
2 comentarios
Lerto -
Si mi madre me dice que soy un cabron y el resto de la humanidad tambien... no hay lugar a dudas, no?
Courier -