GOLPES
La bota subia y bajaba abriendo una nueva brecha de la cual brotaba la sangre cada vez que se estrellaba contra la cara del pobre chico que estaba echo un ovillo acurrucado en el suelo y medio inconsciente. La enorme cantidad de sangre que salpicaba con cada impacto no parecia importar al agresor que cada vez subia más el talón por detras de su espalda para impulsar su pie con más fuerza contra el pobre desgraciado que era el objetivo de los impactos. Cada vez que la bota bajaba, subia la factura del dentista.
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Lo sujetaban por los brazos entre dos y un tercero le golpeaba con ambos puños la cabeza, cuando incosciente por los golpes, su destrozada cabeza, caia sobre su espalda o sobre su pecho, era su estómago el que era castigado por los puños durante unos golpes asta que alguno de los tres lo cogia por la cabellera y le levantaba la cabeza sujetándola para que reciviera varios golpes más.
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Estaba como dormido, ajeno al mundo, con los ojos cerrados, tumbado sobre el suelo en una postura incómoda, pareceria que se habia quedado dormido debido a la borrachera sino fuera por las abundantes y aparatosas heridas que recubrian su cuerpo sangrando abundantemente que no parecian apiadar a los cinco jóvenes, que a su alrededor, continuaban pisándolo y sacudiendoles patadas.
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La primera vez que la barra de hierro se estrelló contra su cabeza, vastó para arrojarlo contra el suelo completamente inconsciente. Las decenas de golpes que recibio a continuación y que le rompieron casi todos los huesos del cuerpo le servirian para recordarle aquella noche para siempre.
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Hubiese sido una sonrisa preciosa sino fuera porque le faltaban un par de palas, hubiesen sido unos ojos preciosos sino fuera porque estaban amoratados por los golpes y la hubiera considerado guapa sino fuera porque todavia tenia en la cara las consecuencias de la última paliza, se fue rápido de la barra con dos copas, con la suya y con la del chulo para el que trabajaba.