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HISTORIAS DE UN CAMARERO DECADENTE

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¡Mierda! era el pensamiento generalizado entre todos los trabajadores de la sala en noche vieja mientras veiamos como la noche se complicaba cada vez más, no era una noche de trabajo infernal en la que nos convertiamos en máquinas de poner cubatas pero se convirtio en una noche de esas que cansan psicológicamente muchísimo, una de esas noches que te hacen replantearte la profesión y en la que estás apunto de mandarlo todo a la mierda.

Como cada año, regresé a casa a altas horas de la tarde del día 1, no llegué arrastrándome rebentado por culpa del alcohol como pensaba hacer, ni siquiera llegué a casa con un ligero contentillo, lo que si llegué es psicológicamente devorado y con la camisa ligeramente manchada de sangre que afortunadamente no era mia.

¡Odio la Noche Vieja! y no es porque sea la última noche del año, tampoco es porque tenga que trabajar y no pueda disfrutar de la fiesta, es porque es en estos días donde todo el mundo se desmadra es cuando ves la mierda que realmente somos todos, la gente que no suele beber, bebe hasta caer muerta, la gente que no suele salir, sale hasta horas intempestibas, todos los putos borrachos se creen Clint Eastwood a la hora de tratar a los demas y se piensan que combaten como Bruce Lee a la hora de pelear. Como siempre esta noche, cientos de personas volveran a sus putas casas con los morros partidos (si han tenido suerte y es lo menos que les ha pasado) y con los dolores del día siguientes sumados a la brutal resaca sentirán remordimientos y se sentirán como la mierda que realmente somos todos elebada al cubo.

¡Odio la Noche Vieja! y a los millones de personas que se lanzan a la calle y gritan mientras alzan las copas que es la noche de la gran juerga, del todo vale, gente que se desinhibe de todo un año de presión y bajo la euforia colectiva cambian de ser pringados anónimos a ser semidioses durante unas horas porque es la noche del "todo vale", pecado que todos hemos cometido, cometemos y cometerémos.

¡Odio la Noche Vieja! y no soy el único, acabo de trabajar y estoy cansado, mi cuerpo aguantaria lo que fuese pero mi mente me pide acabar con la noche (aunque ya sea de día), dormir y esperar a que esta locura colectiva pase, lo veo en los ojos de mis compañeros, lo veo en los ojos de la chica que le pide a su novio extremadamente colocado que se calme puesto que no tiene razón mientras que este intenta saltar la barra y atizar al camarero que sostiene en alto la botella de 43, lo veo en la cara de la chica que llora sentada en una esquina pidiendo ayuda mientras le pegan una paliza a su novio, lo veo en los andares cabizbajos de un chico que te cruzas por la calle manchado de sangre con los ojos morados, la ropa echa girones y varias magulladuras y cortes le pueblan el cuerpo, lo veo en los borrachos que han caido al suelo y al no poder moverse son abandonados a su suerte en el suelo hasta que se levanten, lo veo en las risas y no por como se rien sino de que se rien, lo veo en los ojos de los policias y enfermeros de ambulancias que solo desean que acabe esta locura, lo veo cuando una multitud mira impasible como se pegan dos chicas como verdaderas locas, lo veo y colaboro, deseo que pase y en realidad, aunque me queme, me da igual ...

... y es así porque cuando nos desinhibimos y intentamos superar nuestras putas limitaciones, tal vez tengamos suerte y todo nos salga bien y el mundo de fantasia que inundamos de alcohol y drogas no evita que lleguemos sanos y salvos de vuelta a nuestra puta rutina puesto que si la realidad le da por ponerte en tu sitio la caida es mucho más dura contra más alto subes.

Llego a casa, me cago en el 2007, seguire intentando sobrevivirlo hasta el 2008 y si el 31 de diciembre no trabajo me uniré a la masa durante varias horas intentando que la puta realidad no me devuelba a mi sitio.

1 comentario

carol -

Yo no salgo esa noche.
Para una parroquiana profesional, es una ofensa ver a tanto dominguero de discoteca suelto :SSSS