Son las 23:30, aún me estoy metiendo la camisa blanca de trabajo dentro de los pantalones negros, tambien de trabajo, mientras camino de forma apresurada por los sótanos de un gran hotel sobre los que se encuentran varias salas de banquetes donde se están celebrando diversas celebraciones.
Tras recorrer varias estancias repeltas de tuberias, máquinas y calderas, cargadas en un ambiente demasiado húmedo y demasiado caliente, llego a la enorme cocina repleta de fogones llameantes donde una jefa de cocina instiga a sus subordinados a grito pelado, los cuales, sudorosos y aceitosos, tratan de apresurarse en sacar adelante demasiado trabajo incluso para semejante ejercito de cocineros y ayudantes de cocina, el ambiente es expeso, aceitoso, hace demasiado calor, todo el mundo suda, sigo avanzando. Llego a otra sala contigua a la de la cocina donde los ayudantes de cocina van depositando los platos y las raciones y una marabunta de camareras los recojen para sacarlos a la sala donde se está celebrando el banquete. Sigo a las camareras, rápidas, con cara de pocos amigos, agotadas. Llegamos a otra sala donde un gran número de ayudantes de cocina introducen platos sucios en enormes máquinas friega platos y los debuelven limpios y calientes a los enormes estantes que lapidan las paredes de la sala ya de por si repletas de platos limpios, las pilas de platos sucios se acumulan y la jefa de la sala de fiestas pega cuatro gritos, da dos palmadas y maldice en voz alta mientras entre dientes murmura lo descontenta que está con sus trabajadores. En sus manos se refleja que no ha fregado un plato en su vida.
La jefa de sala se dirige hacia nosotros... ..."¿Sois los camareros?"... respondemos afirmativamente y nos explica brevemente donde está la barra, la máquina de hielos, los refrescos, botellines y botellas, nos informa de la lista de precios y hasta que hora dura la barra libre, hasta las 5:00 de la mañana, a partir de entonces se cobrarán las copas a un precio que ella llama "normal".
Una camarera entra elebando el grito en el cielo mientras se caga en lo más sagrado y es inmediatamente reprendida por la jefa de sala a lo cual la camarera responde que está cansada de que uno de los viejos sentados en una de las mesas que ella atiende le toque el culo cada vez que pasa a su lado, que se lo ha dicho una y otra vez y que lo único que ha obtenido ha sido las risotadas de toda la mesa en vez de una disculpa, la jefa de sala lo soluciona encargando a otra camarera más vieja y más fea que se ocupe de la mesa e ignora las quejas de su subordinada.
Nunca he conocido a una camarera de comedor o de bandeja guapa que supiera trabajar bien, supongo que la mayoria de ellas encuentran mejores trabajos o mejores puestos e incluso conocen a algún cliente que se puede permitir el mantener a una camarera de bandeja guapa para que mantenga y tenga a sus retoños, en esta profesion solo quedan las menos agraciadas, las guapas no duran demasiado, se queman demasiado deprisa, los clientes les tocan más el culo y les dicen más barbaridades, es un trabajo para feas y viejas.
La marabunta de camareras se acerca a la barra, les servimos las copas que les han pedido los clientes tras los postres y los cafes, llega el dj, empieza el baile, la novia y el novio lo innaguran, se deduce que no es la primera vez para ninguno de los dos, ambos ya han innagurado algún que otro baile nupcial, los familiares y amigos de ambos bandos acuden a la barra, barra libre, la gente se vuelve generosa y pide consumiciones para todo el mundo, aunque no quieran, no les cuesta nada, trabajo a destajo, a la batalla, el dj pincha música de mierda, grandes éxitos de hoy ayer y siempre, para toda la familia, los niños se excandalizan incrédulos al ver que mama pierde el pie porque le ha dado demasiado a la tónica y las burbujas se le han subido a la cabeza, palmaditas en la espalda, se reparten puros, sonrisas hipócritas, se preguntan unos a otros que tal les va la vida, puñaladas en la espalda, un primo borracho se mea en una maceta, una abuela baila sentada demasiado borracha por culpa del champan, botellas vacias, botellas rotas en el suelo, vasos a medio vaciar por toda la sala, los niños se quedan dormidos en cualquier sitio, el ambiente se carga de humo, de sudor y de alcohol, se siguen repartiendo puros que se meten en bocas llenas de sonrisas, un abuelo se queda dormido en una silla con el puro en la boca, una pareja tiene una bronca colosal mientras otra pareja rie mientras dicen que siempre están igual, no se si se refieren a igual de cabreados o a igual de borrachos, las 5:00, se acaba la barra libre, clientes estúpidos nos preguntan porqué, otros tratan de convencernos para que saquemos la última ronda, les respondemos que hablen con los novios que son los que han contratado la sala, se termina la generosidad, los clientes ya solo piden para ellos o para los más allegados, ya no quedan niños, del dj recoge y se va, pasamos a poner música de lata, los hombres se atan las corbatas a las cabezas, los cuidados vestidos de las mujeres pasan a ser montones de trapos que a duras penas tapan las vergüenzas de sus portadoras, hace rato que los novios se han retirado, hay un pequeño enfrentamiento entre dos hombres porque la mujer de uno de estos tonteaba con el otro, las familias borrachas discuten entre si por antiguos rencores, cuchicheos, alegrias, los que están demasiado borrachos y tienen la suerte de tener una pareja responsable son recojidos por susodicha pareja y abandona el local, son las 7:00, los restos de los invitados abandonan el local, se apaga la música, se encienden las luces, la sala está rebentada, parece que ha pasado un huracán, me sirvo un gintonic, recojo mi sobre, amanece en el exterior, enciendo un cigarro, que asco de mundo.
Me voya a casa.