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HISTORIAS DE UN CAMARERO DECADENTE

5 CHINOS DE CHINA

5 CHINOS DE CHINA Que curioso es esto de que te entiendan sin que hables nada del idioma de la persona con la que conversas, es en estos casos donde el lenguaje por signos es fundamental para el entendimiento entre interlocutores, estos signos deben de ser lo más claros posibles y por supuesto de fama internacional. No obstante, esta comunicación por medio de dos o tres palabras que conoces del idioma local sumados a todo el conocimiento sobre simbología mundial, se ve dificultada en grave medida por diversos factores como puede ser la diferencia cultural abismal (cuya simbología puede variar e incluso el mismo signo significar cosas diferentes), la diferencia total de idioma (por ejemplo no tener el mismo alfabeto lo cual es normal en idiomas de diferentes procedencias), estar totalmente borracho o ser increíblemente tonto o estúpido.

Así pues, considerando la comunicación como herramienta fundamental de las relaciones humanas, deduzco que el mal entendimiento con los 5 chinos (chinos, no asiáticos, de china) borrachos como cubas que hablaban mucho chino y nada de castellano, se debió en su mayor medida a que estos 5 individuos, a parte del alto contenido alcohol en sangre que portaban y del desconocimiento total del idioma, eran muy tontos.

Nos situamos sobre las 5 de la madrugada, 5 hombres jóvenes con rasgos asiáticos se acercan a la barra, tras varios malentendidos y tras guardar varias botellas puesto que hubo que enseñarles las botellas una por una, descubro que lo que estos 5 muchachos quieren son 5 ballantines con cola, hasta ahí todo mas o menos normal, sirvo los 5 combinados y me dispongo a cobrarlos y es entonces cuando el poder del "absurdo" hace su aparición.

"Emion" me dice uno, "Emion" repiten los otros cuatro, ¿Emion? Pregunto yo, "Emion" repiten los 5 a la vez (Si habeis visto la película "Buscando a Nemo" recordad las gaviotas y cambiarlas por chinos) y continúan repitiendo "Emion, Emion, Emion,...".

¿Limón? Pregunto yo, el chino que parece el jefe de la cuadrilla exclama con ojos de aprobación "Emion, emion", parece que el tema está solucionado, pero la cantidad de métodos de incluir limón en un combinado es tan amplia que procedemos a descubrir como querían echarle limón a un Ballantines Cola (Hay que ser chino para beberse eso).

Tras enseñarles peladuras, gajos y zumo, descubro que lo que quieren es peladura, los 5 gritan de nuevo "Emion, emion, emion, ..."(Recordad las gaviotas de buscando a Nemo) y procedo a arrojar la peladura dentro de los vasos ya servidos cuando en ese momento uno de los chinos me agarra el brazo, me dice "Emion, emion" señalándome la jarra de zumo de limón, dejo la peladura de limón y recojo la jarra pero justo antes de poder arrojar el líquido dentro del primer vaso, los otros cuatro chinos empujan a su amigo y vuelven a repetir "Emion, emion" mientras me señalan las peladuras y entonces vuelvo a recoger una peladura pero el chino de la jarra del zumo me vuelve a agarrar del brazo. Esto se produce hasta unas 5 veces hasta que acabo hasta los huevos, recojo la peladura, hago una amable llave al chino que me agarra del brazo (gran llave para zafarse del abrazo de los borrachos que me enseño un compañero hace tiempo la cual es indolora para la víctima pero muy eficaz y permite zafarse del típico agarrón de barra), arrojo peladura en cuatro vasos y un chorro de zumo en el quinto vaso mientras los 5 chinos me gritan "Emon, emon, emon" y se pegan puñetes en el estómago entre ellos (el disidente contra los demás).

Acabo de poner el emon en los vasos y les reparto a cada uno su correspondiente vaso y al disidente de la jarra le doy el propio, los chinos se sorprenden, consigo hacerles comprender que pueden pedir distintos combinados cada uno de ellos y que no tienen que beber el mismo todos, los chinos ponen ojos como platos y me hacen la señal de ok (puño cerrado pulgar hacia arriba), un par de reverencias esas que hacen a modo de saludo inclinando levemente la cabeza y se alejan de la barra pegándose golpes bajos los unos a los otros, sobre todo al disidente.

Por supuesto, tuve la suerte inducida de no estar en la barra cuando los chinos volvieron a pedir la segunda ronda de 5 combinados distintos, pero me partí el culo viendo como se hacían entender con un compañero que a cada frase se angustiaba más y más.

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