CAMARERO, ATIENDAME A MI QUE SOY SUPER PIJA.
Hace mucho tiempo...
La noche estaba lluviosa, o al menos llovia copiosamente hacia cuatro horas y pico, que era el tiempo que llevaba encerrado en cierto local, no habia demasiada gente y tranquilamente los camareros nos dedicábamos a hacer una rutinaria labor de mantenimiento de las barras mientras discutiamos cientos de tribialidades (joder, me encanta esa palabra) sin ninguna importancia para la vida normal.
Una chica muy mona, muy limpia, muy bien vestida y que olia a colonia cara se acercó a la barra, deje el trapo empapado en "Laryos" (Porque es el mejor líquido que limpia el acero de las barras), limpie mis manos y mientras secaba las mismas, me acerque a ella dándole las buenas noches. Ella sin mirarme y en un tono seco me contestó que un GinTónic y en consecuencia le volví a dar las buenas noches.
Debia de estar un poquito de mala ostia por alguna razón que desconocia (o simplemente era tonta del culo) porque ahora mirándome fijamente y con cara de "hablando con un tonto" y tono autoritario, un pelín impertinente, me dijo que me habia dicho un GinTónic a lo que le volvi a contestar que buenas noches con la mejor de mis sonrisas.
Su cara cambio de sorpresa a enfado mientras decia que la habia oido perfectamente en un tono de voz que daba a entender cierta exigencia, por supuesto lo que le contesté fue "buenas noches" y con la segunda mejor de mis sonrisas y mi tono más reconciliador le expliqué que no costaba nada dar las buenas noches, que de esa manera la vida se hacia más agradable. Lo que me contestó me quebró la cara puesto que no me habian escupido nada tan asquerosa en la vida.
La chica me miro con cara de asco y con tono completamente despectivo me dijo que la gente como yo estaban en este mundo solo para servir a la gente como ella, me soltó que un simple camarero como yo no tendria ni que atreverse a hablar con alguien como ella a no ser que ella se lo requisiera y que por supuesto no pensaba dar las buenas noches a un simple obrero como yo, me escupio que era amiga del dueño, que iva a hablar con el como no la sirviera en el acto y que me dejaria en la calle con mis miserables problemas mientras el dueño contrataba a otro muerto de hambre (como yo) que currase como un esclavo por la miseria de sueldo por el que trabajaba yo, porque, para hacer mi trabajo habia millones mientras que para hacer el suyo (nunca supe ni quise saber que hacia) solo habia unos pocos.
Me quedé roto, roto no, rotísimo, con cara de tonto, mirándola sin saber que hacer, sin expresión en mi cara, me sentí pequeñito y noté que me iva encogiendo cada vez más tras la barra mientras ella me miraba con esos ojos desafiantes que me decian que era un mierdas.
Ella rompio el silencio preguntándome si le iva a servir o no, yo con un nudo en la garganta, todavia reponiendome de todo lo que me habia soltado le hice la pregunta retórica de que si queria un GinTónic, con la frente muy alta, con gesto triunfal y erguida asintio.
Habrí una tónica y la dejé sobre la barra, agarré un vaso que estaba sobre la barra al cual le quedaba un culín de algo con naranja y lo vacie en la fregadera, sin lavar lo deposité en frente suya, al lado de la tónica, recogí con mis manos varios hielos de la fregadera procedentes de varios cubatas y restos de cubiteras y los arrogé dentro del vaso, de la misma fregadera tomé una corteza de limón de entre todos los restos de frutas, hielos, chapas y frutos secos y la tiré dentro del vaso, vertí un chorro de la primera ginebra que tenia a mano y vacie la tónica dentro del vaso, acto seguido escupí una generosa flema verde dentro y removí el contenido con dos de mis dedos.
Ella que habia visto todo el proceso puesto que lo hice justo en frente se ponia cada vez más roja de rabia, le tendí el vaso, lo situe frente suya fuera del alzado de la barra (zona de trabajo) frente a ella y le dije que a esta invitaba la casa.
Podia oir rechinar sus dientes, derrepente me grito varios insultos que jamás podria pensar que saldrian de la boca de una chica tan mona (mentira) y dandose media vuelta me chilló que iva a hablar con mi jefe y que la habia cagado. Se alejó con el típico paso rápido que concede la indignación y la rabia juntas.
En efecto la chica conocia al dueño, el dueño jamás me comentó una palabra sobre el asunto y la chica aunque se pasó alguna vez por el local jamás volvio a pedirme nada.
5 comentarios
armandozzz -
saludos
Sergio -
q gente de mierda que hay por la vida che !!
muy bueno el blog
fidelo -
Lerto -
Ante esos casos siempre actúo con la frase "no te atiendo porque no me sale de los cojones y es lo que hay", cuando dicen que son amigos del dueño siempre respondo con una sonrisa amplísima "yo también, y de ese camarero, y de aquel, y de esos monstruos que están en la puerta".
El otro día teniendo una charla con mi novia me di cuenta de algo extraordinario. A los empleados de la noche por lo general se nos da carta libre para actuar de la forma que estimemos oportuna casi sin consecuencia. Imaginate que eso pasa en una tienda de ropa, o en una de electrodomesticos...
La noche quema más que el infierno, pero esas cosas hacen que la ame con locura.
Legnatore -