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HISTORIAS DE UN CAMARERO DECADENTE

EL HAMBRIENTO

EL HAMBRIENTO

Solia venir por el bar a última hora y vivia en la calle, en la misma estación que Cara Sapo. Era enorme, casi dos mentros, siempre que venia se veia que se habia peleado, un ojo morado, la nariz roja, las postillas en sus pómulos o los restos de sangre en sus nudillos lo demostraba.

Cuando llegaba, soliamos estar a punto de cerrar, pedia todos los pinchos que quedaban en la barra, esos que se tiran a la basura cuando se cierra y mucho pan. Pedia que se los envolviesemos, pagaba con dinero suelto y los abrazaba junto a varias bolsas de bolleria industria que ya llevaba cuando habia entrado al bar y que no paraba de comer mientras se los envolviamos y se marchaba a comer a la calle.

A veces venia con algún otro vagabundo, pedian cerveza y mucho de comer. Cuando acababan increpaba a su acompañante a pagar añadiendo la coletilla: ..."no me hagas quedar mal", su sutileza a la hora de hacer pagar a su acompañante se iva acabando conforme más tardaba en pagar el mismo, al final les amenazaba y el acompañante siempre acababa pagando lo que habian tomado los dos que solian ser grandes cantidades para una persona que vive en la calle.

Me ofrecia tabaco de contrabando y hachis de dudosa calidad pero siempre que venia me pedia un cigarrillo que yo nunca le daba y en consecuencia pasaba a pedírselo a la clientela. Sus casi dos metros y sus malas pintas apremiaban al resto de los mortales a pagar el tributo de un cigarrillo por que les dejara en paz.

Una vez uno de sus acompañantes tras pagar decidio romperle un botellín de cerveza en la cabeza haciendo que los dos metros de carne de su cuerpo calleran al suelo sangrando abundantemente, su acompañante salio corriendo y "El Hambriento" tras recoger varias servilletas y aplicarselas en la cabeza salio corriendo tras el.

Nunca más volví a ver a "El Hambriento".

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