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HISTORIAS DE UN CAMARERO DECADENTE

LA CLARA FALTA DE EDUCACIÓN SE PAGA CON LA TOTAL AUSENCIA DE MODALES

LA CLARA FALTA DE EDUCACIÓN SE PAGA CON LA TOTAL AUSENCIA DE MODALES Comer ajo es un gran placer, claro está que no nos comemos las cabezas de ajo en bocadillo o a palo seco sino que me refiero a sofritos o a ensaladas de tomate aderezadas con sal, aceite de oliva y un poco de ajo picado. Además de sus propiedades culinarias, el ajo tiene muchas otras propiedades naturales muy beneficiosas para la salud siendo muy bueno para el corazón o para el coresterol. No obstante el ajo nos deja un sabor en la boca y un aliento que no es muy recomendable para besar a según que gente o para hablar a excasos centimetros de la cara de alguien.

Esa noche habia cenado yo una enorme cantidad de jamón, de jamón serrano con su pan tostado con ajo, aceite de oliva y lo habia regado con una gran volumen de cerveza, sinceramente, esa noche estaba pletórico y mi aliento era 100% nocivo.

Estábamos sobre la mitad de la jornada nocturna cuando un individuo, con la pechera de la camisa abierta enseñando pelaje, con varios colgajos y esclavas de imitación de oro y fumando un enorme puro se acercó a la barra. Se situo en frente mia, acerque la cabeza mientras le daba las buenas noches para preguntarle lo que queria y en ese momento me escupio una hedionda bocanada de humo de puro respirado sobre la cara, incluso me hizo llorar cuando el humo me entró en los ojos, este era el primer y único hombre que me ha hecho llorar. Cuando acabé de toser y enjuagarme los ojos me pidio un Gin Tónic sin disculparse y sin ni siquiera dignarse a devolverme el saludo.

Soy muy bueno eructando, en serio, puedo provocar auténticos terremotos. Puse mi cara en frente de la del cliente y lei en sus ojos que no se esperaba en absoluto lo que se le venia encima. El sonido que salio de mi garganta hizo volverse a varios clientes y a algún que otro compañero sorprendido. El olor, o mejor dicho, el hedor que salio de mi garganta hizo cerrar los ojos al cliente y estuvo a punto de hacerle saltar las lágrimas.

Esquivé sin dificultad el puñetazo que instintivamente me soltó, agarré una botella y apuntándole con ella le grite que a echarle el humo a la cara fuese a su puta madre, rojo de rabia o de asco se largo cagándose en todos y cada uno de mis muertos.

4 comentarios

jesusruizcabrera.blogia.com -

se lo merecía

Legnatore -

jajajajaja que grande estuviste ahi! Me alegro de que hayas vuelto. Un saludo!

Lerto -

A mi una vez un cliente me eructó en la cara y le eché una bocanada del humo de mi puro en todo el careto... o algo así.


Sinceramente prefiero el humo del puro a los que hablan escupiendote en la cara (algún día le escupiré a uno de esos en un ojo y postearé la experiencia desde la cama del hospital)

Courier -

Por fin un nuevo post, una ultima risa antes de la epoca de "Paz y amor" que nos viene encima